Ha fallecido Juan Sánchez.
Generoso y comprometido, será siempre uno de los grandes de las bibliotecas públicas españolas. Fue su incansable paladín, su Don Quijote incondicional, que las defendió como uno de los instrumentos básicos para el desarrollo integral de este país, tan necesitado de ciudadanos autónomos, críticos, activos e involucrados.
Si Juan Sánchez nos machacó continuamente con el carácter absolutamente democrático de la Biblioteca Pública, y de cómo era el mejor ejemplo para una Democracia saludable, aun contando con un abierto apoyo en los medios de comunicación que difundían sus ideas, nunca llegó a encontrar ni tan siquiera oídos en la clase dirigente.
Despedimos una vez más a una figura con talla de Estado, por su amor a la libertad y a sus conciudadanos, que, casualmente, comenzó su carrera bibliotecaria en los Bibliobuses de Toledo, en la atención directa de las personas más vulnerables y necesitadas, el verdadero pulso sobre la realidad en que vivimos.
No sería mala idea, que su biblioteca, la Biblioteca de Castilla-La Mancha llevara su nombre, ya que en vida a nadie se le ocurrió.
Que descanse en paz, y con todo el cariño de los que admiramos, que somos muchos.
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